lunes, 26 de noviembre de 2012

Aumenta desnutrición en la Sierra TarahumaraPDFPrintE-mail
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Written by Javier Olmos on Monday, 26 November 2012 17:12   
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En las comunidades serranas de la entidad se registra un aumento en los casos por desnutrición aguda en niños tarahumaras a consecuencia de diversos factores, como la escasez de alimentos, el cambio climático y la poca productividad de la tierra, alertan especialistas de nutrición local, informó la directora de la Facultad de Enfermería y Nutriología, M.E. Elvira Sáenz López.
Tras la visita de los universitarios a los Centros Regionales de Estadía en San Juanito, Creel, Guachochi y otros sitios más, descubrieron los diferentes factores que influyen en la aparición de la mala nutrición en los grupos vulnerables (como los niños de 0 a 5 años de edad y los adultos mayores).
De acuerdo a un estudio de la Coordinadora Estatal de la Tarahumara señala que hasta un 85% de la población indígena de la entidad se ubica en un total de 23 municipios serranos (de los cuales destacan por su población originaria Guachochi, Balleza, Bocoyna, Batopilas, Guadalupe y Calvo, Urique, Uruachi, Guazapares, Carichí y Morelos)
En zona de la Tarahumara existen 6,998 localidades (54% del total de comunidades de la entidad), que presentan una alta dispersión poblacional, ya que el 86% de esas localidades tienen menos de 50 habitantes y están ubicadas en lo más intrincado de la compleja geografía serrana, donde el principal problema de salud de los niños indígenas menores de 5 años es la desnutrición crónica, que se manifiesta por retraso en el crecimiento
Al respecto la Encuesta Nacional de Nutrición se mostró que 17.7% de los niños menores de 5 años tenían una talla baja; este retraso en el crecimiento es casi tres veces más frecuente en las zonas rurales y cuatro veces mayor entre los niños indígenas, y se estima que los niños desnutridos pierden entre 12 y 15% de su potencial intelectual, corren entre ocho y 12 veces mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas y son más propensos a padecer enfermedades crónico-degenerativas.
Asimismo, se destaca que la desnutrición es un factor importante entre las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, donde el 40% de las mujeres indígenas presentaron algún grado de anemia, aumentando la probabilidad de complicaciones durante el embarazo o de dar a luz a niños prematuros o con bajo peso al nacer.
Derivado de esta situación nutricional y de salud de las mujeres se observa un deterioro más agudizado en comparación con los otros estratos de las propias sociedades indígenas, donde por lo regular se advierte una distribución de los alimentos al interior de la familia, donde se privilegia a los adultos varones por encima de las mujeres o los niños, lo que afecta de manera directa en los niveles altos de desnutrición.
"Los niveles de desnutrición de los grupos vulnerables ha mostrado un aumento en los últimos años, ocasionando que la media nacional se ampliara más (es decir, de los 0 a los 5 años hasta inclusive sobrepasar los 7 años), ocasionado que se registre una condición más severa o aguda, que se presenta desde el nacimiento del pequeño", agrega Sáenz López.
De manera general el reto del nutriólogo es poder entrar e incidir en el seno familiar, sobre todo con las madres, las cuales regularmente preparan la comida y pueden de generar cambios en los hábitos alimenticios, además de considerar que cada familia tiene su dinámica muy particular (ya que en la gran mayoría de los casos no existe una hora establecida para comer juntos a diferencia a las familias de antaño, donde existía una hora en particular para ingerir los alimentos), generando una especie de monotonía que afecta los hábitos alimenticios recomendados.
Por ello, los universitarios estudian los casos de pequeños internados en el Hospital Infantil, los cuales muestran una desnutrición severa y que regularmente tiene sus orígenes desde el nacimiento y que se ve claramente reflejada al momento en que los niños dan el "primer estirón".
"Existen diversos elementos multifactoriales que influyen en la aparición de la desnutrición en las personas, ya que no solamente ésta afecta a las familias de las grandes ciudades, sino que también está permeando a las áreas comunales, en las cuales años atrás la alimentación era más natural (con la preparación del tradicional caldo de gallina, leche de vaca recién ordeñada, frutas y verduras recién cultivadas, entre otros más) y que hoy en día forma parte de un legado que debemos de retomar", agregó la entrevistada.
Por esto los nutriólogos de la Universidad Autónoma de Chihuahua detectaron una problemática de alimentación entre los hogares de los indígenas tarahumaras, por lo que acudieron con algunas brigadas médicas, con el propósito de poder detectar de manera oportuna ciertas enfermedades, relacionadas con la mala alimentación, elaboración de dietas balanceadas tomando en cuenta los alimentos propios de su cultura, entre otras acciones más (enfocadas en la generación de buenos hábitos alimenticios tomando en cuenta sus costumbres).
"De manera casi simultánea se observa que tanto la pérdida de los buenos hábitos alimenticios está relacionada con la baja productividad de la tierra (derivado de la influencia negativa de los factores climáticos y la migración de los indígenas del campo a la ciudad), la cual afecta seriamente los hábitos alimenticios, como el saber combinar alimentos como el maíz y frijol, así como el consumo de una frutillas silvestres ricas en proteínas y que acostumbran secar y reconstituir en agua", comentó Sáenz López.
Para finalizar comentó que se decidió emprender una colecta de frijol o maíz, logrando recaudar varias toneladas que se llevaron a las comunidades más necesitadas de la Sierra Tarahumara, mismas que por la cruenta sequía y la presencia de heladas tempranas se han visto afectadas.
El Observador

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